Este joven autor está direccionando su carrera audiovisual hacia la crítica mas viva a la sociedad del 2016, ojalá pudiéramos decir que solo española pero estos cortos son válidos en cualquier país del llamado Primer Mundo.
Machismo, homofóbia, adicciones, clases sociales, sistema capitalista, la familia, y más temas polémicos son los que trama David González en estas dos obras. Estas denuncias están sobreexpuestas, primando más el fondo que la forma, aunque, el lirismo con que ha resuelto “Memorias de un parado” merece cierta atención, ya que la decisión final está basada en la primera regla de oro de la historia del cine: La trama es contada visualmente, sin una línea de texto. Este ejercicio cumple al 100% con esta norma y los actores responden al milímetro a las exigencias del guión.
Con esta diferencia formal es difícil hablar del fondo de las dos obras de forma individual, los dos mensajes, los dos tramas con sus subtramas, sus grandes temas, son muy importantes para la sociedad de hoy en día. La labor didáctica del director es motivación suficiente para analizar su obra.
Este tipo de obras sirve a la sociedad de espejo de cómo se comportan las personas que están/estamos metidos de lleno en un sistema que discrimina feroz e implacablemente a todos los que vivimos en su gran foco de crítica y desprecio. Cualquier motivo racial, sexual, económico es suficiente para devaluar a una persona. ¿Qué tipo de sociedad es esta? ¿Por qué es tan poco humilde? ¿Por qué es tan hipócrita?
Estas son varias de las preguntas que se realiza el autor pero ahora nos toca a nosotros ponernos manos a la obra, convertirnos en activistas, apoyar todas las causas para que los privilegios no sirvan a unos pocos y de verdad vivamos en una sociedad que abrace a las personas, no por lo que no son, sino, justamente por lo que son, para que, entre todos, re-evolucionemos.